Fútbol de favela
Futbol 5 en Morro dois Irmãos

10 minutos o 2 goles, mi hábitat natural

Tenía pendiente jugar en una favela, así que decidí hacer un tour por Morro Dois Irmãos para subir la trilha que te lleva hasta lo más alto del morro. Mi idea era, una vez ahí, preguntarle a los moto-taxi locales si sabían cuándo se jugaban partidos en la favela.
Índice
Quedó pendiente
La primera vez que estuve por Río, Marcão, el de mantenimiento del hostel donde me estaba quedando, se ofreció a llevarme a su favela a jugar un campeonato de fútbol 5. Era el fin de semana, un sábado, pero me dijo que debía quedarme a dormir allá y volver el domingo, porque volver de noche desde allí era imposible.
Yo estaba emocionado con la idea de jugar por primera vez en una favela, y esta no era de las pacificadas, esto era Brasil en su máxima expresión.
El día antes del partido, Marcao me avisa que no iba a poder llevarme. Se había desatado una guerra entre las facciones que peleaban por el poder en la comunidad y todos los eventos fueron suspendidos.
Él me mostraba videos de los tiroteos y las armas que se usaban, mientras reía. Yo quedaba boquiabierto, lamentándome de no poder estar ahí para un fulbito.
El Fútbol 5 llegó post-Australia
Cuando fui a hacer la trilha, le pregunté a los crias de la comunidad si había algún partidito ese dia. Uno de ellos fue muy amigable y me dijo que ese mismo día a las 20hs jugaban, que podía ir si quería.
Para subir por la favela tuve que hacerlo en moto-taxi. Ahí está prohibido filmar, pero igual debo decir que es una experiencia fuera de lo común, subiendo las calles empinadas a toda velocidad, con los conductores que no pueden perder ni un segundo de más porque otro cliente espera abajo.
La cancha y el partido
Al llegar a la cancha, me encontré con un formato que me gusta mucho: 10 minutos o 2 goles. Es realmente bueno porque te obliga a jugar al máximo todos los partidos si es que querés seguir estando en cancha.
Mi equipo no era el mejor de todos, pero teníamos una ventaja: el arquero. No porque sea la reencarnación de Dida, sino porque, seamos sinceros, a nadie le gusta rotar el arco.
Yo quiero patear la pelota, no agarrarla con la mano.
Antes de invitarme a jugar, el chico que me dijo que podía ir bromeaba conmigo diciendo que yo no podía jugar muy bien al fútbol porque era muy bajito (que pensara de Romário entonces).
Cuando pusimos manos a la obra y el partido empezó, todos los prejuicios se acabaron. Él era alto y jugaba de 9, yo, bajito y escurridizo, me hice cargo del medio.
Lejos de ser un puñado de partidos para relajarse y acortar la semana, eran más bien 10 minutos de ida y vuelta, golazos y muchas faltas, nadie quería perder.
Siempre digo que el brasilero juega al fútbol como burlándote, parece que le baja el precio al partido y no le importa el resultado, sino más bien tirar uno de sus tantos “firuletes”, sus skills.
Pero no, además de gozarte y mostrarte el nivel sobrado de técnica que posee, también quiere ganar.
Y si vos, que quizás no podés hacer la elástica y otras 10 fintas más, pero metés duro, te movés y marcas bien y haces goles, quizás puedas lograr que tanto lujo se vuelva un manojo de nervios y comience a dar patadas para no perder.
El cierre de la noche
Ganamos un buen puñado de partidos, convertí varios goles y repartí varias asistencias. Al final, todo queda dentro de la cancha.
Al terminar el cotejo, vi a una banda de pibes llegar para jugar en la misma cancha. Le faltaban un par de jugadores y me ofrecieron formar parte, pero debía irme porque tenía un vuelo temprano por la mañana.
Era definitivo, me iba de Brasil, esta vez para vivir mi primer experiencia Árabe, en Emiratos Árabes Unidos, más precisamente en Dubai, tierra de camellos, desierto y fútbol 7.
desafiame
Es tu turno.
En tu cancha.
Animate.
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